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Vidas ocultas

Intervenciones e instalación sitio específico. | 2016

El proyecto de Vidas ocultas es una investigación sobre el territorio y las diversas formas de vida que lo habitan donde se explora lo biológico como un posible mecanismo de reescritura del tiempo y la memoria. El punto de acción y experimentación de éste trabajó abrazó las áreas en abandono de la ex-cárcel de Migueletes de Montevideo en Uruguay. A partir del ejercicio de la recolección de muestras, objetos, anécdotas, textos de antiguos residentes de la ex-cárcel, la exploración de las áreas abandonadas y la construcción de diversas tecnologías y dispositivos se llevaron acabo una serie de ejercicios que dieron como resultado a cuatro diferentes video acciones y una instalación lumínica sonora. Cada ejercicio explora la latencia y el desvanecimiento de distintas seres vivos habitantes del lugar, los cuales se exponen como constantes huellas sensibles que dialogan continuamente con los espacios, las historias, las memorias, los objetos, los habitantes y el pasar del tiempo. Lo vivo, lo orgánico y el territorio se convierten en receptáculos de memoria de aquellos que alguna vez fueron y aquello que alguna vez existió.

RECOLECCIÓN DE MEMORIAS ORGÁNICAS

Los gruesos muros humedecidos y carcomidos, los rincones, aquella ruina en el patio, debajo del escalón, el cajón de aquel estante viejo, todos aquellos espacios olvidados y abandonados son pequeños territorios donde la vida en su forma más básica y microscópica está en constante oscilación y potencial de transformación. Estas diversas formas vivas fracturan, consumen y se apropian de aquellos muros y pasillos que aún son impregnados y oscurecidos por un pasado lejano. Lo vivo se transforma en un espacio de contención, una memoria viva del ayer.

RECOLECCIÓN DE MEMORIAS ESCRITAS

Explorando celda por celda de aquella alguna vez cárcel, encontré diferentes textos sobre los muros de las celdas escritos a lápiz por los ex habitantes de la cárcel de Migueletes cuando aún se encontraba activa y funcionaba como cárcel y centro de detención de menores. Nombres, fechas, dibujos, poemas son algunos ejemplos de los registros encontrados. Algunos textos datan fechas de la década de los 80’s, últimos años en los que el espacio funcionó como cárcel, antes de cerrar en el año de 1990 aproximadamente.

Por otra parte, en la búsqueda por registros y documentación se utilizó un libro sin editar titulado “Afuera” como disparador y eje de inspiración de este proyecto. Un documento autobiográfico que narra las experiencias e impresiones de su autor, Stanford Hunter, cuando en la década de los 70’s fue presidiario en la carcel de Migueletes. En una especie de prólogo narra su reencuentro con la cárcel después de 30 años:

Supongo que todo edificio abandonado nos provoca la misma sensación a todos:
se palpa el vacío que mora en sus habitaciones, la mudez de sus puertas clausuradas,
la opacidad de esas ventanas sin vida, el mensaje inapelable de algo que fue pero ya no es más.
La vieja cárcel yacía olvidada en medio del bullicio vital de esa barriada.
El tiempo tomó su desquite y erosionó sus gruesos muros, los elementos corrompieron su metal,
la vegetación brotó tozuda por sus grietas.
Parecía un inmenso paquidermo muerto descomponiéndose gradual e implacablemente,
un monumento a la finitud, el susurro pestífero, agorero, de que todo muere y todo morirá.
Su lenta marcha hacia la decrepitud se convirtió en parte del paisaje ciudadano,
algo que propiciaba tal vez una mirada curiosa y un rápido olvido.
Nada relevante, nada revelante.
Pasaron casi veinte años y el edificio, como un leviatán prehistórico encallado en una playa,
se obstinaba en morir y seguir muriendo a la vista de todos y sin ser visto por nadie.
Sus rejas ya no eran aferradas por manos convulsas ávidas de libertad,
sus corredores no eran hollados por pies lentos y cansinos,
sus celdas no recibían los ecos de tanto suspiro perdido.
Sus muros ya no eran patrullados por impávidos fusileros que también,
sí ellos también, engrosaban la lista cruel de cautivos.
Sólo cabía esperar, algún día, poder escuchar el himno libertador de los arietes,
el ronco rugir de las retroexcavadoras, la brutal melodía igualitaria de los bulldozers,
que todo terminara, que todo volviera a empezar.
Pero la vida se obstina en ser creativa y en darnos sorpresas y la vieja ruina será un nuevo albergue,
pero para la cultura y el arte. Lo que fue diseñado para constreñir tendrá una misión liberadora y yo,
que aferré esas rejas, transité esos corredores y suspiré en mi celda… lo celebro.

Texto cortesía del autor.

TERRITORIOS DE LO MATERIAL E INMATERIAL

Fragmentos de metales oxidados y  de muros sujetos a la intemperie y el pasar del tiempo. Detenerse , acercarse, observar. Sutiles trazos sobre el óxido y las carcazas de pintura dejan entrever el pasado y sus últimas latencias. El crecimiento de moho y hongos sobre la pared y la corrosión de los metales son los únicos restos de materia aún vibrante. En lo minúsculo y lo inmensurable del tiempo vibra un espacio sobre éstos objetos, donde bajo un lupa se amplía y expande su espacio intimo y habitable. Un gozo y elogio a lo diminuto. Una nueva genética del paisaje en lo minúsculo con atributos tales que completan sistemas que respiran y mutan según los movimientos individuales y colectivos de comunidades biológicas simbióticas con las erosiones y corrosiones físicas y químicas del espacio y el tiempo. Cada fragmento es en sus múltiples escalas atómicas es una pradera infinita de memoria y olvido.

DESARROLLO DE PIGMENTO ORGÁNICO

Esta tinta orgánica fue desarrollada a partir de agua, metilcelulosa, dextrosa, levadura, almidón, quinia, fluoresceína sódica y la búsqueda y recolección de diferentes formas vivas como moho y musgo que habitan los muros y los pisos de las celdas de las ex-cárcel abandonada. Debido a su alto nivel de humedad y otros diversos nutrientes es posible que el moho y el musgo se desarrolle y se apropie de nuevas superficies.

Este pigmento es sensible a la luz ultravioleta, la cuál sirve como dispositivo que revela a la mirada las formas vivas y orgánicas que habitan y reconstruyen constantemente el lugar. Se construyó una incubadora DIY la cuál sirvió para cultivar y analizar el crecimiento de hongos y bacterias utilizando el pigmento orgánico.

ACCIÓN #1

Pasaron casi veinte años y el edificio, como un leviatán prehistórico encallado en una playa, se obstinaba en morir y seguir muriendo a la vista de todos y sin ser visto por nadie.” Fragmento del texto Afuera de Stanford Hunter.

Construcción de una máquina de escritura de pigmento orgánico hecho a partir de agua, metilcelulosa, dextrosa, levadura, almidón y la recolección de diferentes formas vivas como moho y musgo que habitan los muros y los pisos de las celdas de las ex-cárcel abandonada. Escritura sobre objetos abandonados.

ACCIÓN #2

Supongo que todo edificio abandonado nos provoca la misma sensación a todos: se palpa el vacío que mora en sus habitaciones, la mudez de sus puertas clausuradas, la opacidad de esas ventanas sin vida, el mensaje inapelable de algo que fue pero ya no es más.” Fragmento del texto Afuera de Stanford Hunter.

Recolección de textos de los muros de las celdas abandonadas de los pabellones 2 y 3 escritos por los antiguos residentes de la ex-cárcel de Migueletes; e intervención sobre una puerta abandonada usando los textos encontrados escritos con un pigmento fluorescente orgánico que se devela con luz ultravioleta. La sonorización de la instalación fue realizada por el artista Marcelo Armani.

ACCIÓN #3

“Parecía un inmenso paquidermo muerto descomponiéndose gradual e implacablemente, un monumento a la finitud, el susurro pestífero, agorero, de que todo muere y todo morirá.” Fragmento del texto Afuera de Stanford Hunter.

Registro lumínico de los últimos latidos de vida de un árbol caído por la tormenta a partir del uso de un sensor de humedad, electrodos y luz ultravioleta.

ACCIÓN #4

La vieja cárcel yacía olvidada en medio del bullicio vital de esa barriada. El tiempo tomó su desquite y erosionó sus gruesos muros, los elementos corrompieron su metal, la vegetación brotó tozuda por sus grietas.” Fragmento del texto Afuera de Stanford Hunter.

Exploración lumínica del estado anímico de un pequeño helecho que brota de la pared de la última celda del tercer piso del pabellón tres en busca del poco sol que entra por la ventana, a partir del sensado de su humedad.

Creditos

Proyecto realizado en el marco de la Residencia Sala_Taller IV del Espacio de Arte Contemporáneo de Montevideo de Uruguay con el apoyo de la Sexta Convocatorio del Ministerio de Educación y Cultura de la Dirección Nacional de Cultura de Uruguay.
Un especial agradecimiento a Fernando Sicco, Director del EAC, Claudia Muller, Maru Blanco, Valeria Cabrera, Juan Pablo Campistrous, Jazmín Giordano, Marcelo Armani, Thiago Guedes, Nazareno Rodriguez, Mariana Carranza, Germán Perez (programación), Graciela Taquini, Marcelo, Guadalupe Chávez, Paula Guerzenzvaig, Bruno Grisi, Florencia, Elena Téliz y todo el equipo del EAC.